lunes, 15 de abril de 2019

LEONOR DE AQUITANIA. Régine Pernaud

En el prólogo de página y media, también en las cuatro páginas finales dedicadas a una insuficiente bibliografía, la autora se queja de los tópicos que denigran la Edad Media; bien. Nada hay inventado en su libro, dice, incluso los pocos diálogos están tomados de fuentes del período en cuestión; vale. Ha decidido no cargar el libro de notas y referencias; mal.
Hallo algunos excesos imaginativos, inquietantes, pues se nos promete rigor histórico. Por ejemplo: Tras aclarar la autora que París no es, política, religiosa ni artísticamente una de las ciudades más relevantes de Francia en los años treinta del siglo XII, asegura que Leonor “debió” sentir algo especial al llegar a la ciudad del Sena. ¿Por qué? Porque “Algo vibra en el aire de París.”
Escrito lo anterior, el libro es interesantísimo.

Esposa, madre, abuela de reyes, legisladora, viajera, Leonor nace en Poitiers en 1122 o 24, muere en 1204. Vive el Románico, la transición al deslumbrante, osado Gótico. Crece en las cortes nobles rodeadas de campos hermosos y fértiles, sociedad de torneos y trovadores, a los que inspira y alienta.
-Como referencia para el lector español, Leonor tiene 11 o 13 años cuando Alfonso VII es coronado Emperador en la catedral de León. El nieto de Alfonso VI ha llegado a tanto porque su madre, Urraca, reina de León (1081, 1126), ha reinado, gobernado y legado a su hijo el noroeste de España. Urraca no ha tenido una Régine Pernoud; ni Berenguela, la madre de san Fernando III, ni María de Molina, esposa, madre y abuela con mando de reyes. En tiempos de Leonor el sur y el levante hispanos son musulmanes.-
Si bien todos los grandes señores de Francia rinden homenaje al rey, Luis VI, en la práctica son autónomos y varios, como el padre de Leonor, más ricos que el soberano. De manera que es Luis hijo quien hace un matrimonio ventajoso al desposar a Leonor, duquesa de Aquitania, poco antes de convertirse en el rey Luis VII. Leonor le dará dos hijas, irá con él a la segunda Cruzada; provocará la anulación del matrimonio para, meses después, casarse con Enrique, hijo del conde de Anjou. Acompañará al Plantagenet en su conquista de la corona inglesa. Ya es reina de nuevo, mujer de Enrique II de Inglaterra. Tendrá de él a los dos próximos reyes ingleses, Ricardo corazón de león y Juan sin tierra, amén de otros seis hijos.
¿Qué podría salirle mal a esta pareja osada e inteligente? Enrique le es infiel y ella se venga. Leonor conspira con sus hijos, ambiciosos, airados, contra su padre el rey. Enrique la atrapa y la encierra diez años. En este punto, los cinéfilos recuerden a Hepburn Leonor y O’ Toole Enrique en “El león en invierno”.

Para saber más, lean el libro, bien escrito por Pernaud, medievalista francesa y tan ameno como las peripecias que describe. Sabrán cosas sobre san Bernardo de Claraval, abad del Císter y Doctor de la Iglesia; santo Tomás Beckett, Canciller de Inglaterra y mártir; Saladino, sultán conquistador de Jerusalén; Felipe Augusto, rey de Francia; Conrado III, Federico Barbarroja, Enrique VI, coronas del Sacro Imperio; Manuel Comneno y su Constantinopla, etc, también dramatis personae.
Para terminar, confesaré que, para mí, el personaje más fascinante de esta historia es Enrique II Plantagenet, rey amado y odiado a lo Shakespeare.

La edición francesa original es de 1966. Leo la de Acantilado, sin erratas y con árboles genealógicos convenientes, la cuarta reimpresión, de marzo de 2019. 332 páginas.

Comentario de Luis Miguel Sotillo castro.

jueves, 11 de abril de 2019

AGUA VERDE, CIELO VERDE. Mavis Gallant


La novela que hoy os comento es un bocado extraño y exquisito, el descubrimiento que nos ha regalado Impedimenta este año de una autora apenas conocida en España por falta de edición pero sí muy reconocida en el mundo anglosajón, entre los más delicados degustadores de relatos.
Leer a Mavis Gallant me ha supuesto adentrarme en un universo donde el lenguaje es tratado con mimo y proporción, desvelando una escritura que me recuerda a las delicadas pinturas japonesas en las que cada equilibrado trazo refleja un infinito de sentimientos, proporcionando así un intenso placer al lector que refrena a sus ávidos ojos y los obliga a caminar descalzos sobre esa alfombra de palabras escogidas.

Pocas veces me ha ocurrido esto, entre ellas, leyendo a Alice Munro quien, como comento en la reseña, considera su maestra a M.Gallant. Poco más se puede añadir.

“Quien carece de un país emocional puede considerar a otra persona su casa” Mavis Gallant

De nuevo una estupenda sorpresa hallada entre las novedades de la biblioteca. Me atrajo el título: rotundo, colorido, evocador y desde luego con grandes promesas de un lenguaje cuidado, poético y sensorial. Y también, a qué negarlo, una pictórica portada de Impedimenta. Después, mientras leía, me di cuenta que estaba ante una escritora extraordinaria, con gran dominio de la palabra, artífice de novedosas estructuras narrativas y poseedora de una sensibilidad especial para adentrarse en el espíritu humano, en esas debilidades que lo hacen tan atractivo.

Investigué y hallé a una reconocida autora canadiense de relatos de los años 50, publicados en su mayoría en “The New Yorker”, admirada sin fisuras por autores anglosajones, que sin embargo prefirió una vida en París alejada de ese mundo, y de la misma calidad literaria que la afamada Alice Munro. De hecho Munro la reconoce como su maestra en el difícil arte del relato.
No puedo opinar sobre sus cuentos porque los acaba de publicar este año 2019 Lumen, aunque espero leerlos pronto. Pero sí puedo comentaros la gozada que ha sido la lectura de esta su primera novela (sólo escribió dos) editada en España gracias a Impedimenta.

“Agua verde, cielo verde” es una novela hija de su tiempo, escrita en 1959, en un momento en que la clase media norteamericana buscaba reinventarse -caducos ya los valores heredados de la guerra- donde se narra la historia de unas relaciones atormentadas: Bonnie, una  madre separada de mediana edad proveniente de una potente familia de valores tradicionales, recorre Europa con su hija adolescente Flor en un vano intento de llenar los vacíos que arrastra su inadaptada y esnobista existencia.
 Venecia y Cannes son testigos de la confusa relación que mantienen madre e hija. Bonnie proyecta sus deseos y frustraciones en Flor que, empujada por su madre, intenta construir en París la familia que les retire de su nómada existencia con un matrimonio y un marido que siente como ajenos desde el principio. Esa alienación hundirá a Flor en la locura.

“Agua verde, cielo verde” está narrada a cuatro voces (Bonnie, Flor, su marido y su primo) y construida a base de monólogos interiores que se solapan sin terminar de proporcionar al lector una imagen completa de la historia, de forma que ésta queda como craquelada, con grietas, al igual que las frágiles emociones que conectan a estos personajes desarraigados. Estará en el lector si rellenar o no esos huecos intencionados con su imaginación.

Autora absolutamente recomendable: inteligente, hábil, que se sale de lo convencional, con un lenguaje inspirado, a la que volveré en cuanto pueda a pesar del poso de pesimismo y desconcierto en el que me ha sumido esta novela.

Sybila @YoLibro


martes, 9 de abril de 2019

EL MURCIÉLAGO. Jo Nesbø

Espero no recibir demasiados cates por el comentario a mi primera lectura de Nesbø, pero los que ya me conocéis sabéis que escribo lo que pienso y no me caso con nadie 
Primera novela que leo del afamado autor de novela negra nórdica y he de decir que si bien está entretenida, no me ha entusiasmado.
Me cuentan mis amigos forofos/exégetas de Nesbo que las dos primeras novelas de la serie del detective Harry Hole poco tienen que ver con el resto de su obra: son menos crudas y el protagonista está a medio cocer, que el cambio de registro viene con la tercera de la serie, Petirrojo. Pero como me habían recomendado comenzar por la primera, pues es fundamental para entender al personaje, yo he obedecido.

Aun a riesgo de condena por parte de la curia nésbica, voy a dar mi opinión, que de eso trata esta página, de comentar nuestras lecturas.
He visto una trama bien urdida, un caso de asesinato un poco traído por los pelos para plantar al detective en las antípodas, una ambientación australiana atractiva y cuidada y un conjunto de subtramas propias del género con sustancia, que cumplen su función de distracción del meollo y alargan la novela.
Pero creo que el relato falla en los personajes, que no me termino de creer. Presentados desde una fría distancia (no sé si es el estilo Nesbo o la corriente del fiordo) me provocan nula empatía, especialmente quien debería ser el gancho que empuje a la lectura, el detective Harry Hole. Lo he visto demasiado arquetípico (estoy harta de detectives alcohólicos, taciturnos y con traumas familiares) y con poca sustancia. Supongo que en futuras novelas crecerá como personaje hasta devenir en el fenómeno de masas en el que se ha convertido.

Por último, “la maldición de Cassandra” ha vuelto a visitarme y descubrí al asesino apenas pasadas las 100 páginas (eso, o que el autor es poco hábil en el camuflaje del “malo” y en los enredos de subtramas) con lo cual, las 200 y pico restantes han sido de “a ver qué se inventa ahora”.

Con todo, volveré a intentarlo con la famosa Petirrojo, porque no puedo creer que mis leídas amistades me hayan recomendado un puf. Entonces tendré más argumentos para valorar como se merece esta serie, espero.
Sybila @YoLibro

EL HEREDERO. François Vallejo

Adelanto ya que la novela que hoy os traigo no es ni fácil ni agradable, pero sí interesantísima por la forma en que está escrita, toda en presente; por la maestría de su autor a la hora de dibujar caracteres y llevarlos a las últimas consecuencias y por lo que supone de sabia mezcla entre la novela histórica y el thriller psicológico.
Para aquellos lectores que busquen algo que se salga fuera de lo común, F. Vallejo es su autor.

Novela turbadora, asfixiante, tan opresiva como las nieblas bretonas donde tiene lugar, pero tan magnífica como su paisaje.
Ambientada en la Francia de las revoluciones liberales del s.XIX, El Heredero, que bascula entre la novela histórica y el thriller psicológico, cuenta la traumática relación entre el joven barón de l’Aubépine que tras la muerte de su padre vuelve de París para tomar posesión de sus tierras en el Oeste, y Lambert, el guarda de caza que atiende la hacienda con celo secular.

El relato se articula alrededor de la confrontación de caracteres entre el amo y el siervo. Mientras que el nuevo barón se nos aparece como un idealista perturbado, empeñado en romper con los antiguos valores que sostienen la nobleza bretona y en desmontar el nuevo imperio francés implantando una utópica República alentada por Victor Hugo, al que pretende traer del exilio, el fiel Lambert, paradójicamente, representa el viejo orden social previo a la Revolución Francesa, el apego a la tierra, la necesidad de que haya un señor y un servidor para que las cosas funcionen.
La desconfianza y tensión iniciales se vuelven insoportables a medida que avanza la narración, crece la intimidad entre ambos personajes (muy a pesar de Lambert) y afloran las obsesiones de cada uno: la depravación sexual del barón frente a la jauría de perros de caza del guarda abocará a un desenlace trágico.

Escrita toda en presente, con abundantes monólogos interiores que construyen la acción, busca y consigue desarmar al lector, cogerlo desprevenido ante los acontecimientos y a la par, envolverlo en una atmósfera claustrofóbica de forma que acabe casi empujando al personaje a tomar decisiones con tal de salir de ese encierro de tinta y papel.
Es la magia de la buena literatura, una escritura sabia, certera, combinada con el extraordinario manejo de la psicología de los personajes.

Largamente premiada en Francia, “El heredero” es una novela más que recomendable y una experiencia literaria distinta, aunque poco agradable dados los hechos que se narran, pero que no deja indiferente. 
Sybila @YoLibro

LA TIENDA DE ANTIGÜEDADES. Charles Dickens

Novela anticuada, pues muestra el bien y el mal como categorías claramente distintas, sin ambigüedades. Hoy, relativizamos la bondad con incomodidad ante ella; intentamos comprender la maldad con una sonrisa autosuficiente, de enterados. Hay que ponerse en 1840 y 1841, cuando Dickens publicó esta novela por entregas (Este modo de publicar se nota en los finales expectantes de los capítulos, como el “continuará” de las series televisivas). Los lectores entonces tenían un sistema de creencias; podían ser críticos con él, pero pensaban que debía existir. Lo bueno es que el libro es claro, blanco y negro; lo malo es que encontramos los personajes caricaturescos, simples.
La niña Nell se ve urgida a escapar de Londres con su abuelo. Conocerá gente variada, sedentaria y ambulante, virtuosa y pícara; será buscada, perseguida por benefactores y malhechores. Viajará caminando o en carruaje por el paisaje inglés. La descripción de los suburbios industriales, con sus humos y fuegos, nos hace pensar en los infiernos de El Bosco; los campos abiertos, la naturaleza, nos evocan a los paisajistas bucólicos ingleses.

The old curiosity shop es sentimental, por lo que ha sido denostada, cierto. Mas los palos de Dickens a la Justicia, a las desigualdades sociales, al juego, al alcoholismo, al puritanismo, a la hipocresía están aquí. El humor del autor hace sonreír en cada página, también la ironía, incluso sobre sí mismo.
¿La recomiendo? Atrévanse con estas 860 páginas si ya han disfrutado de “Los papeles del club Pickwick”, “Casa desolada”, “Tiempos difíciles”, “Historia de dos ciudades” y “Grandes esperanzas”.
Leo la edición de Nocturna, primera de enero de 2017, bonitamente ilustrada. Me ocurrió lo siguiente: Procuro leer novelas con la información previa mínima, para que no me las destripen. Pues hojeando este libro antes de comenzar su lectura, vi la última ilustración… que desvela el destino de la protagonista. No hagan lo mismo.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

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