Continuación de Las chicas de campo, del que ya hice reseña, consigue no bajar el listón de la primera historia que nos dio a conocer a esas chicas irlandesas, Baba y Caithleen, que se asfixiaban en el mundo rural pero que finalmente conseguían su objetivo de ser independientes y huir a Dublín. Este libro trata de sus aventuras en la gran ciudad, sus primeros empleos, la estrafalaria pensión en la que viven, pero sobre todo, del amor fou que vive Kate con un extravagante director de cine. La lucha interior de la joven e inexperta protagonista entre si entregarse o no al amado sin pasar por vicaría domina gran parte del libro.
Vuelve Edna O'Brien a poner su magnífica prosa al servicio de la denuncia del opresor catolicismo irlandés, de unos valores rurales caducos, de la batalla de la mujer irlandesa de posguerra por ser dueña de su cuerpo y su destino.
Siempre es un placer leer a esta autora que maneja los sentimientos y la palabra como sólo los autores de la verde Erín saben hacer. Muy recomendable
Sybilalibros
Es una de mis autoras fetiche. La conocí a través de un club de lectura. Me encantó su Chicas de campo y seguí con La chica de ojos verdes. Leyendo sobre la autora me enteré que el cura de su pueblo cuando se editó Chicas de campo compró unos cuantos ejemplares y los quemó en la plaza del pueblo como escarnio a la autora y su obra. Eso ocurrió hacia los años sesenta y me pareció increíble.
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