martes, 22 de febrero de 2022

ACID FOR THE CHILDREN. Flea

Prefiero bajo a bajista como batería a baterista. Cuando era chaval llamábamos así al bass y al drums de una banda de Rock. Flea, nacido en 1962,  es el bajo de los Red hot chili peppers desde la formación de la banda, en 1983, hasta hoy. Digo en seguida que este libro no es una historia ni un anecdotario de los Red hot, aunque los cita en alguna referencia al futuro. Estas memorias terminan antes de la creación de la banda. Sí hablan bastante del amigo de adolescencia de Flea, Anthony Kiedis, juntos darán forma al grupo.

 Michael Balzary, Flea, merece y recibe un poema de la gran Patti Smith para abrir su libro de memorias, primer punto  a su favor. “Mi vida entera ha sido una búsqueda de mi ser más elevado y un viaje a las profundidades del espíritu”, dice en la introducción. ¿Cómo se compadece esto con las tribulaciones de esta cabra, delincuente juvenil, drogadicto, criado en Australia, Nueva York y Los Angeles? Pues muy bien, porque muy bien lo explica. Es un chaval rabioso, un cachorro ansioso de amor y juego pero, por suerte, el talento musical hará que se sobreponga a las gamberradas, los colocones y las fantasías desarboladas que conducen a tantos a ninguna parte.

 

Tiene el libro partes divertidas, en un Los Angeles  bullicioso, callejera y culturalmente. Abundan los pensamientos espirituales, en parte herencia del hippismo orientalizante de los sesenta,  reflexiones vitales y emotivas también. La más tremenda entre estas últimas se debe al sentimiento de culpa por la muerte, drogas, del que sería el primer guitarra de los Red hot, Slovak. Su pobre padre le preguntó a Flea: ¿Por qué no me dijiste nada? Refiriéndose a la adicción a la heroína del hijo. Cada uno hacía lo que quería y a nadie se le ocurría buscar ayuda para los amigos que se pasaban de rosca. Las drogas tienen prestigio, la culpa la tenemos muchos, demasiados, políticos, artistas, tipos corrientes. Sólo el sida le quitó aura poética al pico. No hay que irse a Estados Unidos para conocer a jóvenes alegres, emporrados y pastilleros, que dejan tirados a amigos caídos por la aguja. Muchas víctimas, muchos colaboradores, por acción u omisión.

 

En fin. Libro muy atractivo, por la sensibilidad, las vivencias y la prosa. Ojalá se anime el figura, un tío sanote hoy, a escribir una segunda parte, que incluya la vida de los Red hot, a quienes tantos buenos ratos debemos.

Edita Libros Cúpula, de Planeta, en 2021, el original en inglés es de 2019. 455 páginas, contiene fotos del artista, su familia y amigos, siempre adecuadas en libros de memorias.

 

Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

domingo, 20 de febrero de 2022

EL SUR. BENE. Adelaida García Morales

 “Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro… Pero a mí nunca me extrañó. Pensaba entonces que tú eras un mago y que los magos eran siempre grandes solitarios. Quizás por eso elegiste aquella casa, a dos kilómetros de la ciudad, perdida en el campo, sin vecino alguno” 


Así de doloroso da comienzo este relato que dio lugar a una de las películas más bonitas del cine español, El Sur, de Víctor Erice. 


Una, por mucho que se alimente de libros y películas, siempre será una bárbara ignorante. Desconocía esta deuda literaria y cuando a la vejez viruelas viene a mí, la busco para apagar mi ardiente sed dudas y poesía. La biblioteca acude en  mi ayuda. Abro el libro entre la reverencia y la agitación, recorro ávida las líneas y me emborracho con la prosa de García Morales. Sin embargo, poco a poco el cuento va aflojando su abrazo, el interés languidece y termina por dejarme hambrienta de unas emociones que sí proporcionó la cámara. ¡Qué frustración!


No es que G. Morales escriba mal; no es que la historia, aunque conocida, no sea sugestiva; no sé qué ha sido, pero no me ha conmovido lo que yo esperaba. Quizá mis expectativas eran demasiado altas y las ha desinflado una serie de lugares comunes que puede que para un lector no andaluz no existan, pero para una sevillana son demasiado familiares.


Reconozco el don de la autora para escribir los silencios, para darle voz a la ausencia, para inyectar de soledad el sol ardiente de Sevilla, para desgarrar el corazón inocente de una niña, para jugar al escondite con el misterio, en fin, para retratar una presencia tan ominosa como esquiva en ese padre en fuga como el agua que busca con la vara de zahorí. Y aún así, me quedé en un erial de sentimientos.


Recuerdo el argumento para las nuevas generaciones o los poco aficionados al cine patrio: ante el suicidio de su padre, Adriana nos abre su diario de infancia y juventud para intentar encontrar una respuesta que la alivie del dolor y la perplejidad en los que se haya sumida. Sale entonces a la luz una familia lisiada que vive autoexiliada en la campiña sevillana por capricho de un progenitor alérgico al contacto humano. A pesar de su introspección constante, Adriana es la única de los habitantes de la gran casa vacía que consigue acercarse a su distante corazón, construyendo una relación con su padre entre la fascinación y la obsesión que raya en lo malsano. Finalmente saldrá a la luz una vieja historia de amor truncada que trastocará el mundo de la protagonista.


“El Sur”, seguido de “Bene”, su continuación, es un relato intimista y autobiográfico, basado en la historia familiar de G.Morales que de este modo conjuraba una relación desafortunada con su propio padre. Su compañero de vida, Erice, decidió trasladarlo al cine dejándonos unas imágenes imborrables y una historia que cautivó al público español, a pesar de que los recortes de presupuesto dejaron la película sin rematar.


Aunque mis sentimientos hacia estos dos relatos no sean los más placenteros, recomiendo su lectura para acercarse a la obra de una autora tan especial como desconocida por el gran público. 


Sybilalibros


martes, 15 de febrero de 2022

UNA Y OTRA VEZ. Kate Atkinson

¿Quién no ha deseado cambiar los acontecimientos pasados para reconducir su vida? Úrsula Todd, la protagonista absoluta de esta novela tiene el desconcertante don de morir y volver a vivir cambiando la historia a mejor, o sea, el deseo de cualquier humano que se precie de serlo. 

Úrsula nace muerta en una fría noche de invierno de 1910 para volver a nacer viva en las páginas siguientes porque el médico ha llegado a tiempo. El lector no entiende nada, pero continúa, intrigado, para asistir al crecimiento de la protagonista en la gran casa familiar de la campiña inglesa junto a sus hermanos, entre muertes y renacimientos que cambian la vida de los suyos, borrando todo mal recuerdo. Úrsula no es consciente de lo que le ocurre, sólo sabe que puede hacer algo para evitar las desgracias que le ronronean desde el subconsciente. Para los suyos sólo es una niña especial, hipersensible. Desconocen que su destino, incluso el de la Historia del s. XX, está en sus manos. 


Dicho así, parca y esquiva sinopsis por mor del secreto argumental,  parece un relato de ciencia-ficción emparentado con el Dr. Who y otros viajeros del tiempo, pero realmente tiene poco que ver con ese género pues lo que construye de manera admirable Atkinson es un tiempo circular alrededor del cual se suceden distintas novelas que forman parte del mismo océano curvo que las contiene a todas: Úrsula. 


Así encontramos la novela de saga familiar, la novela histórica, que recorre los principales hitos de la historia británica durante el s.XX, entre los que destacaría de manera notable el período del terrible “blitz” londinense durante el cual Úrsula es voluntaria del servicio de rescate de personas, y la novela de reencarnación a la occidental, el alma máter del argumento y por lo que se ha hecho mundialmente famoso este libro, aunque lo menos interesante desde mi punto de vista, porque sencillamente no me lo creo, a pesar de ser una entusiasta de los viajes en el tiempo. El problema no está en la manera de contarlo, extraordinaria, sino en el enfoque dado por la autora al carácter de su protagonista: el lector nunca sabe hasta qué punto Úrsula es consciente de su don, si lo provoca o le viene cuando está en una situación límite. Esa nube de confusión, tejida adrede a mi parecer, que en un principio empica a la lectura va restando credibilidad a medida que pasa el tiempo para perderla totalmente durante el episodio del nazismo (soy de las que piensan que cualquier fantasía incrustada en la Alemania nazi deviene en espectáculo de barraca de feria). 


La estructura repetitiva, necesario y exigente juego narrativo donde la autora derrocha maestría, se vuelve cargante y hace que la novela vaya a menos argumentalmente, a pesar de su buen oficio. De hecho, es la prosa elegante, clara y cuidada de Atkinson la que salva al libro de caer en la serie B.


Por lo demás, es una lectura curiosa, entretenida, recomendable para aquellos que tengan una lógica menos exacerbada que la mía y no sean alérgicos a la archiultramega usada/manida/repetida ucronía nazi como esta que les escribe.


Sybilalibros


miércoles, 2 de febrero de 2022

1280 ALMAS. Jim Thompson

“Hay 32 maneras de contar una historia y yo las he probado todas; pero en realidad, solo existe una trama. Las cosas nunca son lo que parecen” contaba el autor en una entrevista y no puedo decir más que amén.

El consabido pueblucho del profundo Sur norteamericano donde nunca pasa nada, años 20 del siglo pasado, un garante de la ley indolente y conformista. No hay novela. Ponlo en un aprieto y aparecerá Nick Corey, el peor sheriff de la literatura y el cine: corrupto hasta la náusea, racista, hipócrita, misógino, manipulador, con una inteligencia perversa escondida tras una apariencia dejada e inofensiva, cuyo único objetivo es que la vida no se mueva un milímetro del statu quo que ha creado. Para ello no dudará en actuar con una violencia maquiavélica que sume al lector en una angustia constante, pues “1280 almas” es un descenso tortuoso hacia los infiernos. 


Nick Corey pasa sus días comiendo como un cerdo, durmiendo como un cerdo y follando (perdonen la expresión pero es la adecuada para definir al personaje) como un cerdo con 3 mujeres que desconocen el engaño. Este “dolce far niente” puede esfumarse en poco tiempo si no sale reelegido en los próximos comicios, así que su mente lenta y aparentemente embotada de alcohol comienza a urdir un plan siniestro tras otro que dejarán al lector estupefacto. Me niego a abundar en más detalles acerca de la trama pues desvelaría datos que privarían de las múltiples sorpresas que encierra esta novelita.


Narrado en primera persona por este dechado de virtudes inhumanas, “1280 almas” es la exploración de la amoralidad dentro del género negro. Contemporáneo y al mismo nivel que los grandes Chandler y Hammett, Jim Thompson rompe con el modelo clásico del protagonista del noir, con cuya integridad se identificaba fácilmente el lector, para crear un ser repugnante, detestable pero imposible de abandonar: Corey, en su diálogo con nosotros, justifica sus actos salvajes con la aplastante lógica del instrumento divino en un discurso no exento de humor, cáustico sí, pero que te saca una sonrisa aunque no lo desees como ocurre con las películas de Tarantino, admirador confeso de Thompson.

Más allá de los crímenes, la finalidad última del autor es mostrar su concepción del poder: hijo de un sheriff corrupto, de la pobreza, del alcohol y la Gran Depresión, Thompson está convencido de que todo el mundo, y en particular los que mandan, actúa en su propio beneficio, lo cual le arrastra a una visión nihilista de la sociedad que empapa su obra.

 

No calificaría esta obra como novela negra. Es descarnada, en su estilo seco y brutal, en su argumento animal, en el paisaje esquelético que la rodea, donde no hay lugar para la esperanza o la redención. Me ha recordado mucho al desánimo de Horace McCoy pero sin su pesimismo angustioso.

Es un libro que se lee rápido, no tiene un momento de respiro y lo único que exige del lector es una mente abierta porque lo que tiene entre manos está al otro lado de la moral.


Para mí ha sido todo un descubrimiento el autor, del que espero seguir leyendo su obra pues me ha cautivado el espíritu  trasgresor que las alienta, a pesar de la incomodidad que puedan generar sus personajes y argumentos. No lo recomiendo para estómagos sensibles ni gente con convicciones. O quizás sí, como despertador de conciencias.


Sybilalibros


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