miércoles, 27 de junio de 2018

MUJERES EXCELENTES. Barbara Pym



Hay países cuya literatura tiene una seña de identidad tan marcada que deviene en género propio. Así, si en Francia es la crítica a la familia burguesa, o en EEUU es la búsqueda de la gran novela americana, en Gran Bretaña es el costumbrismo de solteros, sea rural o urbano, elevado a la categoría de pregunta parlamentaria, casi.
Género cultivado por la mayoría de las autoras británicas, miss Pym no será la excepción que reniegue de su deuda con Jane Austen, pues Mujeres excelentes es una vuelta de tuerca a la Emma austeniana pero desde un enfoque devoto-feminista que puede resultar cuando menos, desconcertante.
Mildred es una treintañera soltera (que en los años 50 en los que se publica la novela es decir solterona con mal pronóstico), hija de pastor anglicano, que lleva una tranquila pero atareada vida vinculada a su vicaría en un mediocre barrio londinense. Sus días pasan entre bazares benéficos, atención a señoras mayores solitarias y animadas charlas con el pastor Malory y su entregada hermana hasta que el dispar matrimonio Napier se instala en el piso de abajo. El hecho de tener que compartir baño y de que Mildred es incapaz de negar una taza de té hacen que se vea involucrada sin saber cómo en el complicado mundo de las relaciones de pareja, algo hasta ahora desconocido para ella.
Estamos ante la típica novela en la que los sucesos son tan acostumbrados que corremos el peligro de no ver lo que hay detrás. De hecho, tarda tanto en arrancar la acción que estuve a punto de abandonar. Hay que darle las 100 páginas de rigor para que empiece a atraparte (al menos a mí), pero una vez pasado el Ecuador, la lectura y los personajes fluyen y evolucionan para mostrarnos un relato que critica el papel de la mujer únicamente como esposa o soporte de la carrera del marido, que no se escandaliza ante las relaciones extramatrimoniales y que muestra el peor lado anglicano y su perversa visión del católico.
Bien escrita y elegante en sus personajes, he de decir que me esperaba más, habida cuenta del tremendo ruido que había hecho en las redes sociales, algo así como el fenómeno Flora Poste que tampoco era para tirar cohetes. Veo buen gusto e inteligencia en la autora pero no me ha emocionado. Es tan irreal su protagonista, y no hay ni una pizca de humor o drama en la narración. Quizás sea la novela en cuestión y su manoseada trama. Aun así, puede que le de otra oportunidad a la autora en un futuro lejano.
Pero la recomiendo para los que gustan del costumbrismo british.





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